Marta Cecilia Meneses, analista del área de Gestión Humana de la Clínica Medellín, dice que su labor es clave para garantizar la prestación de un servicio óptimo y de calidad.
Marta hace cálculos y cree que en los 27 años que lleva en la Clínica Medellín no le falta ninguna área a la que no haya ofrecido sus servicios como auxiliar administrativa. Hoy está en Gestión Humana, pero al inicio llegó para laborar en el archivo, luego fue supernumeraria, allí recorrió el Almacén, Resonancia, Tomografía, en Medicina Prepagada (cuando esta existía en la entidad), Pediatría, Medicina interna, Urgencias, Farmacia…
En esa experiencia le ha tocado vivir todo tipo de emociones y de satisfacciones, también momentos de incertidumbre, pero hoy celebra que, con su concurso y el de sus compañeros, la institución se muestra sólida y con un servicio diferencial, en el cual Marta ha sido ficha clave.
Hoy los pacientes no ven su cara, ya que su función se da “detrás del telón”, pero en ese recorrido por distintos procesos de la Clínica le tocó atender al público que llegaba solicitando una cita o un ingreso a una consulta, trasnochó de cuenta de su paso por Urgencias, vendió los productos en Farmacia, y todas esas labores las desempeñó con una calidad humana que, dice, la ha adquirido en esta entidad.
“En estos 27 años he aprendido a ser más humana. Cuando uno viene de otro tipo de empresas y llega al sector salud, entiende lo que es convivir con el dolor o el sufrimiento de las personas, y aunque hoy no atiendo a pacientes de forma directa, hubo un tiempo, como aquí atendíamos una EPS reconocida del país y yo trabaja en admisiones y facturación, a veces el servicio se nos desbordaba y yo era bregando porque todos pudiesen ser atendidos”, expresa Marta.
Incluso en algunas ocasiones, recuerda, hizo las veces de camillero, en una muestra del sentido de pertenencia que tenía por su trabajo y del compañerismo por el que es destacada por los demás integrantes de la institución.
Mamá, hija y profesional ejemplar
Marta nació en Tolú, departamento de Sucre, pero fue criada en Medellín. Su familia está compuesta por sus hijos Tatiana, de 28 años, y Juan Pablo, de 10, su pareja Joane y su mamá María Susana. Todos conviven en el mismo hogar.
Se graduó como administradora de empresas de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia –UNAD– y ha hecho varios diplomados para fortalecer sus habilidades y competencias. En la actualidad cursa uno sobre comunicación asertiva.
Se considera una persona inquieta y en permanente aprendizaje, por eso cada que tiene tiempo libre lo usa para capacitarse en alguna área afín a su labor.
Hoy, que la Clínica avanza en un proceso de Acreditación en Salud, Marta ha estado acuciosa, aprendiendo sobre diversos temas vinculados con la prestación de un servicio de calidad y más humano, que impacte en las vidas de los pacientes.
Su tarea actual es fundamental, ya que es la responsable de velar que esté al día todo lo relacionado con la seguridad social e historias laborales de los empleados de la institución, lo cual incide en que éstos y sus familias puedan ser atendidas en las mejores condiciones de aseguramiento y que no haya inconvenientes en los trámites cuando sean requeridos.
Si bien hoy está alejada del servicio al cliente, cuando le correspondió fue una de las tareas que más disfrutó: le encantaba estar cerca de la gente y también de sus compañeros, hacerles recorrido por las instalaciones (aunque confiesa que le resultaba más fácil cuando la Clínica no era tan grande como ahora) y mostrar una alegría constante que es contagiosa.