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Los miomas, también llamados leiomiomas o fibromas, son los tumores benignos más frecuentes del útero. Se calcula que hasta el 80% de las mujeres tienen miomas uterinos, pero solo una cuarta parte de las mujeres con miomas presentan síntomas.


¿Por qué tengo miomas?

Hay muchos factores implicados en el desarrollo de los miomas dentro de los que se destacan: mecanismos genéticos y acción de hormonas como la prolactina, relaxina, insulina, progesterona y estrógenos que inducen ciertos genes y factores de crecimiento. La interacción entre estos factores y otros, aún desconocidos favorecen la aparición de miomas.

Ocurren a cualquier edad, pero son más frecuentes en la etapa reproductiva de la mujer. Raros antes de la pubertad y generalmente involucionan después de la menopausia.

Se originan principalmente en el cuerpo del útero, raramente en el cuello y en principio todos están dentro del músculo uterino, pero luego pueden desplazarse hacia la serosa (capa externa del útero) o hacia el endometrio (capa interna del útero).

En más de la mitad de los casos, los miomas son múltiples y pueden medir desde escasos milímetros, hasta 20-30 cm. Pueden ser redondos o lobulados y están compuestos por fibras de músculo liso dispuesto en forma de remolino, rodeados de una pseudocápsula de tejido conectivo. Los miomas son de consistencia firme, bien circunscritos, rosados o blancos y tienen muchos vasos sanguíneos alrededor (en el miometrio).

Características clínicas

Recordemos que menos de la mitad de las pacientes con miomatosis tienen síntomas y éstos dependen de la localización, tamaño y estado o no de embarazo.
Los miomas pueden manifestarse con:
• Hemorragia uterina anormal: aumento en el volumen y/o tiempo del sangrado menstrual, sangrado intermenstrual, entre otros.
• Dolor pélvico agudo, raramente crónico.
• Aumento de la circunferencia abdominal
• Síntomas secundarios a la compresión de órganos cercanos como la vejiga y el recto.

Diagnóstico

Luego de sospechar un mioma por los síntomas referidos por la paciente, el ginecólogo hace una evaluación clínica (examen físico) para apoyar el diagnóstico y generalmente solicita un estudio de imagen que soporte todavía más la sospecha diagnóstica: ecografía trasvaginal, histerosalpingografía, resonancia magnética de acuerdo con cada caso.

Tratamiento

Se ofrecerá tratamiento de acuerdo con los síntomas referidos por la paciente y su impacto en la calidad de vida y en el estado de salud, también la decisión del tratamiento estará determinada por la edad de la paciente, el deseo de embarazo y las características del mioma en la imagen.

Tratamiento médico

Puede ser expectante o con fármacos.
• Si la paciente no tiene síntomas puede hacerse una observación periódica del mioma a través de ecografía transvaginal (evaluación cada 6-12 meses).
• Algunos medicamentos pueden disminuir el sangrado y algunos pueden incluso disminuir el tamaño de los miomas, sin embargo, estos tratamientos solo funcionan mientras se están tomando (los síntomas regresan al suspender el medicamento) y pueden traer efectos secundarios significativos y por eso es necesario evaluar cada caso individualmente.

Tratamiento quirúrgico

La cirugía es el tratamiento definitivo y es de elección cuando los miomas producen síntomas o están causando infertilidad. Se elegirá miomectomía (remoción de los miomas) o histerectomía (remoción del útero) individualmente, teniendo en cuenta la edad de la paciente, el deseo de embarazo, la ubicación y tamaño de los miomas, los síntomas, entre otros.

La vía de abordaje quirúrgico (histeroscopia, laparoscopia, laparotomía) será una decisión del ginecólogo que también estará determinada por la ubicación de los miomas, tamaño entre otras. Existen también técnicas de radiología intervencionista que podrían contribuir en el manejo de los miomas.

Conclusión

Los miomas son los tumores benignos más frecuentes del útero. La mayoría de las mujeres desarrollará miomas a lo largo de la vida, sin embargo, la minoría de ellas presentará síntomas. En caso de presentar síntomas es importante consultar al ginecólogo para evaluación y manejo.

Por Carolina Restrepo, ginecóloga de la Clínica Medellín


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