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Todavía existen padres que no se dan cuenta de este problema y simplemente creen que sus hijos son "grandes" o comen un poco más de lo normal. Pero ¿realmente sabemos dónde está el límite y cuándo debemos preocuparnos?


La Organización Mundial de la Salud no para de advertirnos ante el continuo aumento de la obesidad entre la población infantil, que ha alcanzado el grado de epidemia global. Por otra parte, concluyen que la obesidad y el sobrepeso pueden prevenirse con una alimentación más saludable y una actividad física periódica, además de otras directrices para intentar frenar este problema que afecta a millones de niños en todo el planeta.

Para conocer algunos aspectos sobre la obesidad infantil, hemos acudido a la consulta de la doctora Andrea Bartucci Schamir, pediatra endocrina del Hospital Quirónsalud San José (en España), quien nos aclara lo que implica, cómo detectarla y los riesgos que puede acarrear.

Síntomas de la obesidad infantil

Todavía existen padres que no se dan cuenta de este problema y simplemente creen que sus hijos son "grandes" o comen un poco más de lo normal. Pero ¿realmente sabemos dónde está el límite y cuándo debemos preocuparnos?

Por norma general, estos son los signos con los que los padres pueden identificar el riesgo de sobrepeso y obesidad:

• Aspecto físico "rellenito"
• Peso por encima de los percentiles
• Fatiga al practicar ejercicio
• Ronquidos al dormir
• Dormir mucho
• Caída de pelo
• Intolerancia al frío
• Estreñimiento
• Cuello con coloración oscura
• Estrías en la piel

¿Cómo evitar la obesidad en los niños?

Nuestro peso varía de acuerdo con nuestra herencia genética, con la que nacemos, y nuestro medio ambiente, que es lo que comemos, nuestra actividad diaria, problemas externos… Si bien no podemos cambiar la carga genética, sí podemos mejorar nuestros hábitos de vida para estar sanos.

En realidad, el aumento de la obesidad a nivel general se debe a un mayor consumo de grasas y una disminución en la actividad física, por lo que debemos centrarnos en modificar las costumbres alimenticias y de ritmo de vida, que está tendiendo a la inmovilidad.

Enfermedades asociadas a la obesidad infantil

El problema de la obesidad no es solo esta patología en sí misma, de por sí grave, sino que además suele ir asociada a otras patologías como:

Problemas metabólicos. Alteración de la glucemia en ayuno, intolerancia a los hidratos de carbono y diabetes mellitus tipo 2.
Trastornos hormonales. Incremento en la producción de cortisol, que podría producir desarrollo y maduración ósea avanzada, adelanto puberal en niñas y retraso puberal y ginecomastia en niños, alteración en el colesterol, acné, aumento de vello, irregularidades menstruales y osteoporosis.
Problemas cardiovasculares. Disminución de la frecuencia y el gasto cardiaco, arritmias, hipertensión arterial, arteriosclerosis y patología coronaria.
Problemas respiratorios. Infecciones, fatiga y asma.
Trastornos gastrointestinales. Hígado graso, litiasis biliar y deficiencia de hierro.
Problemas ortopédicos. Trastornos ortopédicos compensadores del exceso y la distribución del peso, como desviaciones del fémur y "genu valgo", y alteraciones de alineamiento y curvatura de la columna vertebral.
Problemas emocionales. Rechazo de la imagen corporal y trastornos en la socialización, ansiedad, estrés, depresión e ingesta compulsiva.
Otras patologías. Cefalea, colecistitis, pancreatitis e intertrigo o infecciones locales.

¿Cómo afecta la obesidad infantil en la vida adulta?

Vigilar la obesidad y el sobrepeso en los niños es fundamental, ya que condiciona la vida adulta. La propia OMS ha informado de que la obesidad infantil se asocia a una mayor probabilidad de muerte y discapacidad prematuras en la vida adulta.

Los niños con sobrepeso y obesos tienen mayores probabilidades de seguir siendo obesos en la edad adulta y de padecer a edades tempranas enfermedades como la diabetes o enfermedades cardiovasculares.


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