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Si usted se encuentra alrededor de los 40 años o más, ha tenido dificultades para orinar, cuando lo hace le sale un hilo delgado y al terminar queda con goteo constante e incontinencia, encaja dentro de los síntomas del cáncer de próstata y lo más recomendable es que acuda a una consulta con un especialista.

Solo da en los hombres y es la segunda causa de muerte en esta población en el mundo, advierte el doctor Daniel Andrés Santa, médico hematólogo y oncólogo clínico de la Clínica Medellín. La Organización Mundial de la Salud cifra en 85.000 las muertes al año que esta enfermedad provoca en el continente americano.

El cáncer, explica Santa, se presenta en la mayoría de los casos en hombres mayores de 50 años, pero es necesario comenzar a detectarlo de forma precoz cuando se llega a los 40, con una visita al urólogo, que es el especialista que se encarga de esta tarea.

La detección temprana ayuda a disminuir la posibilidad de que el cáncer avance a estados cuyo tratamiento resulta más complicado.

No hay ninguna actividad cotidiana que incida en su aparición (ni el tabaco, menos el alcohol), al menos no hay evidencias científicas que así lo señalen. También hay mitos acerca de que la vasectomía incide en la incidencia de la enfermedad o que el número de relaciones sexuales semanales disminuye su probabilidad, pero no hay manera de comprobar estas situaciones, señala Santa.


¿Cómo se forma el cáncer?

La explicación fisiológica del doctor Daniel Andrés Santa es que la glándula prostática, con el paso del tiempo, se envejece y comienza a crecer, hasta el punto de que en ocasiones se hipertrofia (aumento desmesurado). Esto puede provocar alteraciones de tipo canceroso, aunque no siempre ocurre así.

Cuando solo hay hipertrofia, sin presencia de tumor, es necesario operar, pero cuando hay presencia del cáncer los tratamientos requieren otras intervenciones que se explican más adelante.


¿Cómo se detecta?

Hay dos maneras de hacerlo, dice el doctor. Una es mediante un tacto rectal, que se efectúa de forma manual, y la otra con una medición en prueba de sangre, con una toma de antígeno prostático específico o PSA.

 

En años recientes se disminuyó la toma de esta última prueba, ya que una guía publicada en EE.UU. indicó que no se debía hacer de forma rutinaria, pero en otro estudio hecho como contraparte, para determinar cuál era el desenlace de no revisar el antígeno de próstata, se detectó un aumento de los casos avanzados no curables, por lo cual en Colombia se hace el tamizaje manual más la medición del PSA, dice Santa.

 

Lo recomendable es hacerse la detección una vez cada año si no hay síntomas, pero si estos aparecen, hay que acudir al especialista de forma oportuna para evaluar y descartar o confirmar la presencia de un cáncer.

 

Si bien la sugerencia es hacer esta visita después de los 40 años, ha habido algunos casos esporádicos en que el cáncer de próstata afecta a personas menores, pero esto es algo exótico con un porcentaje alto de improbabilidad.


Los tratamientos

Para determinar el manejo de la enfermedad, es básico determinar el estado en que esta se encuentre. Por eso es clave la detección temprana.

 

Cuando el cáncer se conoce a tiempo y su estado no es avanzado, se puede operar.

Por el contrario, si el cáncer está avanzado pero aún en etapa curable, se puede hacer radioterapia localizada con el complemento de unos medicamentos hormonas que ayudarán a frenar el crecimiento del tumor al bloquear la acción de la testosterona y a aumentar su expectativa de vida. Estos se inyectan de manera intravenosa o subcutánea.

 

En algunos escenarios, el tratamiento requiere quimioterapia o radiaciones en los órganos y tejidos donde ha aparecido el cáncer y le ha causado dolor al paciente.

 

El manejo de la enfermedad, dice el doctor Santa, debe darse de manera global y holística, en el que intervengan los urólogos y oncólogos como médicos de cabecera, según el estado clínico del paciente.

 

Los primeros intervienen cuando el cáncer se detecta a tiempo y la persona es candidata a cirugía, pero si la enfermedad está avanzada y el paciente es candidato a quimioterapia y manejo hormonal, el seguimiento lo debe hacer el oncólogo.

 

Al equipo se suman especialistas en el manejo de rehabilitación oncológica, cuidados paliativos y radioterapia, según el escenario de la enfermedad.

 

“Los pacientes con cáncer en estado avanzado e incurable, pueden tener largos periodos de sobrevida entre tres y diez años, dependiendo de qué tan sensibles sean a los tratamientos que reciban y al riesgo que tenga su enfermedad”, concluye el especialista.



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